Cambiar de ERP es una decisión compleja, pero necesaria cuando el sistema que se ha estado empleando da síntomas de haber quedado obsoleto. Por un lado, las tecnologías evolucionan y surgen productos más avanzados. Por otro, son las propias empresas las que cambian, crecen o modifican sus ámbitos de actuación y sistemas de producción, lo que obliga a la adaptación de las herramientas informáticas.
El cambio es especialmente importante cuando hablamos de un ERP especializado. No hay que olvidar que son sistemas diseñados específicamente para un sector y, de manera especial para un cliente. Sistemas, por tanto, que son clave en el buen funcionamiento y la competitividad del negocio.
Señales de que es necesario cambiar de ERP
Los indicadores de que un ERP se ha quedado obsoleto y ya no cumple con eficiencia la función para la que fue implantado son muy diferentes, y no siempre se perciben con nitidez. Por eso, Conviene estar muy pendientes de algunos aspectos clave:
– El ERP no se adapta a lo que la empresa necesita: cualquier empresa, por supuesto las del sector agroalimentario, evoluciona y cambia a lo largo del tiempo. El sistema de gestión debe hacerlo con ella. Si no lo ha conseguido y se ha quedado atrás en el camino, solo será un obstáculo.
– Se ha quedado pequeño: es un aspecto muy relacionado con el punto anterior. Toda empresa desea crecer y expandirse, y para ello es imprescindible que el sistema de gestión pueda hacerlo con ella, es decir, que el ERP sea escalable.
– Ha quedado obsoleto: ya lo indicábamos al principio, la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso. Si el ERP no puede aprovecharse de ello y no puede incorporar avances importantes para la empresa, es momento de plantearse su sustitución.
– El sistema comienza a dar problemas: es uno de los síntomas más evidentes de la necesidad de cambar el ERP. Los procesos en las empresas actuales cada vez son más complejos y, si el software de gestión no está preparado para ello, se perderá productividad a causa de un funcionamiento lento y errores constantes.
– El ERP no permite cumplir con la normativa: las legislaciones y normativas legales también cambian y obligan a las empresas a adaptarse a ellas. Un ERP que implica problemas en la adaptación, que no es flexible, acaba entorpeciendo el trabajo, en lugar de agilizarlo.
– Hay problemas de seguridad: cualquier ERP debe ofrecer unos niveles de seguridad básicos que eviten el acceso a él de personas no autorizadas o malas prácticas. Cuando surgen dudas sobre esta cuestión o el sistema no permite realizar auditorías o controles internos, lo mejor es plantearse la posibilidad de una renovación.
El proceso hacia el cambio
Todas las cuestiones anteriores indican que el ERP ya ha dejado de ser funcional y que conviene sustituirlo por otro que se adpate a las circunstancias actuales de la empresa. Pero hay un motivo más que también se debe tener en cuenta: la especialización.
Un ERP estándar puede ofrecer un buen rendimiento, pero llega un momento en el que tal vez no pueda adecuarse a las características particulares de la empresa. Ante cualquier plan de ajuste, de expansión o de reconversión, lo ideal es dar el paso hacia un ERP especializado, que se adapte a los procesos concretos de la compañía y que ofrezca aquellas funcionalidades y herramientas específicas que necesite.
Cada empresa, al fin y al cabo, tiene sus propias características y se enfrenta a sus propios retos, y el ERP que utilice debe saber responder a ellos. Si tienes dudas sobre el proceso adecuado, no dudes en consultar con nosotros, recibirás el mejor asesoramiento.